Esta corta historieta de dos páginas narra la primera de las aventuras de Boinaman (bueno, más que aventuras son gilipolleces), un superhéroe castizo en la línea de Pafman, Súperlópez, El Tío La Vara o el menos famoso (pero para mí muy divertido) Súpermaño, que no es súper pero sí aragonés, estereotipo rural friki y entrañable nacido de la diríase que no muy bien amueblada cabeza de un tal Alberto Calvo.
Boinaman es un campesino cuya azada topa fortuitamente con una bomba de la Guerra Civil. Le estalla y adquiere súperpoderes, y desde entonces vuela de aquí para allá en paños menores guiado por su sentido hispánico... pero eso es otra historia que explicaré más adelante.
El telón de fondo de esta historieta es un asunto actual: los asaltos de piratas a barcos españoles en las costas de Somalia. Cada cual lo interprete como quiera.
MÚSICA: Picao, de La Musgaña. Olvidáos por un instante de Mägos afeminados, Luar Na Lubres panceltistas, gaiteros midi y Carlos Núñezs a ritmo de samba: sin voluntad de despreciar a ninguno de los anteriores (bueno, a Mägo sí), os presento al que tal vez sea el mejor grupo de folk de este país. La Musgaña son castellanoleoneses y versionan temas tradicionales de su tierra, sin excesivas modernidades pero con gran creatividad, y por si fuera poco suelen rodearse de estupendos colaboradores como el cantautor gallego Amancio Prada o el clarinetista Javier Paxariño. Ésta es una hermosa adaptación de un "picao", una danza popular a la que logran dotar de una belleza y fuerza extraordinarias. Ya véis, tanta electrónica y tanta hostia pá terminar vibrando con una flautica y un tamboril.
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